jueves, 22 de febrero de 2007

Babel y los niñatos de Nueva York

Ayer tuve una de mis revelaciones proféticas. Se me apareció Johan Cruyff a la hora de la siesta y me dijo que "matemáticamente" el Barça perdería contra los reds. Así que para no sufrir en mis carnes culés dicha derrota decidí irme al cine a ver Babel.

Qué paradoja. Porque sufrí lo que no está en las sagradas escrituras, y nunca mejor dicho. El tándem Iñárritu-Arriaga afila sus cuchillos mejor que nunca y te escupe a la cara todas las cosas que a lo largo del día quieres olvidar para pensar que el futuro es inevitablemente siempre mejor. Y es que vivimos en un mundo de soledad entre la multitud, de prejuicios, de sangre de distinto valor. Un día a día donde las personas somos demonizadas según de dónde vengamos: mientras el primer mundo siga hablando del problema de la inmigración y no de los problemas de los inmigrantes seguiremos dejando flores al enfermo en lugar de llevarlo a un buen médico. Y entre tantas voces, me llegó especialmente nítida la de aquella que no puede hablar ni oir, que se siente fuera de lugar en un mundo que corre más y más deprisa hacia un horizonte siempre lejano. Pequeñas soledades universales, un gran dolor globalizado. Soberbia película, en fin.

Justo esta mañana, aún sin cicatrizar ese hachazo a la conciencia que es Babel, y tras comprobar que efectivamente Johan no miente cuando se te aparece en los sueños de tu siesta, leo una noticia que me deja clavado en la silla. Resulta que un grupo de estudiantes republicanos de Nueva York ha organizado un juego en su campus que se llama "encuentra al inmigrante ilegal".

Me llama poderosamente la atención el asombroso nivel de hipocresía al que puede llegar el ser humano: quizás esos que "cazan" supuestos inmigrantes ilegales deberían mirar de dónde provienen sus apellidos. Y entonces preguntarse si su bisabuelo llegó en un ferry a la gran manzana de forma legal. Quizás si ese mismo juego lo hubieran llevado a cabo hasta sus últimas consecuencias las autoridades en aquella época esos mismos que ahora buscan al Wally sin papeles estarían pensando, oh paradoja, en emigrar a los Estados Unidos.


BSO Led Zeppelin - Immigrant song

miércoles, 21 de febrero de 2007

Manifiesto pirata

Como muchos de vosotros, soy pastafariano. Sigue fielmente el credo de Él, el Monstruo de Spagueti Volador, mis pasos acompañan su Ejemplo. Sin embargo, debo confesar con profundo dolor de mi alma que discrepo de uno de sus puntos. Su Palabra nos dice que el descenso del número de piratas es la causa principal del calentamiento global. No puedo estar de acuerdo con esta teoría. Creo que los piratas nunca han desaparecido. Como la materia, simplemente se han transformado.

La canción nos dice que la vida pirata es la vida mejor. Sin trabajar, sin estudiar y con la botella de ron. Como se suele decir, para gustos los colores. No sé si será la vida mejor (por supuesto no la mejor para tu hígado) pero sí la más común entre nuestra generación.

Nosotros, los jóvenes, somos la generación pirata. Nacimos con los horizontes limitados, ya que nos ponían desde la cuna la etiqueta del confort en la frente: somos los más favorecidos de la historia, y por tanto solo podemos ir en picado hacia abajo. La experiencia de cada uno de nosotros ha demostrado que no estamos tan bien como se nos vende.

Evidentemente que tenemos muchos más privilegios que las generaciones pasadas y que la mayoría de nuestros coetáneos a lo largo y ancho del planeta. Sin embargo, vivimos en un bienestar de cristal.

Tenemos diplomas universitarios, somos ingenieros o sacamos un ciclo superior. Sí, para cobrar un sueldo que no nos permite independizarnos hasta que nos salen canas.

Sacarnos el carnet del coche es una obligación dado que está tan al alcance de la mano de cualquiera que quien no lo tiene es que ha perdido el tiempo. Sí, tenemos el carnet, pero ¿podemos mantener un coche nuevo?

Aspiramos a ser libres e independientes, a formar nuestro nuevo espacio, nuestro reino privado. Sí, a costa de hipotecas sangrantes que seguirán pagando nuestros hipotéticos hijos y que nos mutilan las alas.

Por eso somos piratas. Porque necesitamos ir de puerto en puerto y de puerta en puerta para encontrar una vida digna, una vida mejor. Viajamos, aprendemos idiomas, pedimos prácticas en el extranjero, vemos nuestro futuro allá donde esté. Sea como sea.

Y todo esto sin dejar de piratear CDs y DVDs, colarnos en discotecas, salir sin pagar de los bares, saltarnos los semáforos, pelarnos las clases, robar en los supermercados, colarnos en el transporte público, hacer botellón en las plazas (¿se supone que esto es delito?), consumir esporádicamente drogas ilegales...

Somos piratas porque vamos allá donde nos lleven nuestras ilusiones, cueste lo que cueste. Buscamos libertad y no nos conformamos con que nos digan que todo va bien. Sabemos organizarnos y gritar nuestra justicia en las calles y en Internet. Los borregos están en los pastos, no en las universidades.

El silencio es para las iglesias, no para el progreso.


BSO Los Delinqüentes - Uno más

lunes, 12 de febrero de 2007

Happy end

Después de una noche de borrachera que acabó bien, aquí estoy de nuevo con una resaca de mil demonios a cuestas. Feliz. Contemplando mi propio crepúsculo con una sonrisa en el alma. Mis labios lo dicen todo sin palabras. Dientes, dientes, que eso les jode.


Después de otro pequeño fracaso más, otra piedra más en el camino, oigo las campanas repicar a lo lejos. Vivo con una lejana y vana esperanza escrita en la frente que se repite como esa pesadilla que tienes cuando eres pequeño. Esa en la que crees que caes y caes sin parar, esa de la que te despiertas súbitamente con la sensación de vértigo en el cuerpo, y te agarras al colchón para no caer.


Después de las tragedias, los informativos nos ofrecen los deportes y alguna información curiosa. Le llaman happy end en el argot periodístico. Te deja una buena sensación en el estómago que ayuda a digerir la buena ración de miserias que te has tragado.


Justo como una buena noche de fiesta.




BSO Save Ferris - Come on Eileen

viernes, 2 de febrero de 2007

Números enteros

Para qué sirve la gente.
Para qué.
Quinientas burbujas de calor seiscientos gorriones rojos
Y el amor es tan triste si eres uno de ellos
Tan triste
Como un agujero de verde esperanza
Tan verde
Para qué
Pregúntame más cosas
Y te contestaré sin dudar
Mis dudas
Te enfriaré el temor de ser descubierta
Te desnudaré pero no te haré el amor
Hasta saber
Para qué
Y de qué color es ese avión que sobrevuela tu casa
Y cuántas bicicletas has roto hoy
Y si los niños de tu barrio celebran tu muerte
Mañana
Mañana sabrás
De quién es tu pasado
Y quién te prestará el futuro
Porque quien llora está salado y la sal pertenece al mar
Porque la imagen se desdibuja si los seiscientos gorriones aletean
Y te alejas suspendida en el aire
Gritando
Gritando
Gritando números cuadrados, enteros
Raíces deformes
Y un aeropuerto te espera
Siempre que dejen aterrizar a los gorriones
Fuera de tu cuerpo

Responde

Quizás sabrás preguntarte dónde y para qué
Sirve sentirse tan siniestro.

Las garras del capital

Paul Wolfowitz, presidente del Banco Mundial, en la entrada de la Mezquita Selimiye de Edirme (Turquía) el pasado martes 30 de enero

(Este tampoco llega a final de mes, como Esperanza Aguirre... pobrecitos...)

BSO Sex Pistols - Anarchy in the UK