
Han pasado los días como caen las gotas en una tormenta. De flotar en la euforia, viendo el mundo desde el cielo, hemos pasado de nuevo a beber esas dudas que nos entumecen los dedos cargados de sonrientes vidas ajenas. Canciones que nunca acaban bien y que se repiten una y otra vez, desde el amanecer de la tierra hasta el atardecer de las flores.
La casa azul ahora es verde. Los amores de verano nunca volverán. Pero tú sigues ahí, a mi lado, mirando la luna mientras empalmas un cigarrillo con otro y te ríes. Era el cielo más hermoso que habíamos visto en nuestras respectivas vidas.
Es el sueño más hermoso de nuestras vidas y la luna lo acuna cada noche. Tu luna, mi luna, nuestra luna.
Pueden quitarnos todo de la misma forma que os cortan el agua y la luz. Igual que os dejaron un triste día sin trabajo. Esos mismos podrán olvidar la palabra dada. Podrán golpearnos con la áspera voz del vacío. Esos mismos perros con distintos collares y distinto acento. La misma vergüenza usando distintas corbatas.
Como a Rigoberta, no nos quedan mejillas por poner. Así que responderemos con la tozudez del que sabe que no tiene nada más que perder. El tiempo corre a nuestro favor. La misma luna que te decía que no te mordieras más las uñas y dejaras de una vez de fumar como una carretera, esa misma, sigue en su sitio, aguantando la respiración cuando te oye gritar de rabia. La misma luna que acuna nuestro sueño cada noche.
Tu luna, mi luna, nuestra luna.
BSO Damien Rice - Accidental Babies
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